Si hay alguna celebración que los Hispanos han adoptado masivamente y con entusiasmo ha sido la del día de Acción de Gracias o Thanksgiving. Una fiesta que aunque no existe en ninguno de los países de Latinoamérica, quienes vivimos aquí la hemos abrazado para hacerla parte de nuestras costumbres.
Y no lo hemos hecho debido a aquella famosa historia, cierta o no, en la que indígenas y peregrinos compartieron —al menos por una vez— la mesa juntos, lo cual ya es de por sí es admirable, sino porque nos sobran los motivos para estar agradecidos por tantas cosas. Y qué mejor ocasión de hacerlo sino en familia rodeado de apetitosos manjares.
Los ‘Hispanos’ como nos etiquetan ni somos una ‘raza’ ni mucho menos somos Brown people, somos algo mucho más exquisito, profundo y diverso que esa raquítica descripción de todo un colorido mundo que lo compone.
Y la mejor prueba de ellos es, precisamente la originalidad cómo celebramos nuestra cena de Acción de Gracias.
De acuerdo al origen de cada familia, ese día salen a relucir los secretos gastronómicos mejor guardados para convertir al reseco y desabrido pavo con salsa gravy de lata, en una fastuosa y multisápida cena con sabores y colores genuinos.
En los hogares Latinos en los Estados Unidos, se reúne la familia a cocinar el pavo o el cerdo, ensaladas, acompañamientos o algún rico postre como parte de la ofrenda para dar las gracias, primeramente a Dios, por estar unidos, por la salud y el bienestar de la familia y sobretodo por la oportunidad de poder vivir en paz y con esperanza. Un alimento tan importante y necesario como el pan o el café.
Mexicanos, cubanos, venezolanos, colombianos, nicaragüenses, dominicanos, guatemaltecos, salvadoreños, panameños, hondureños, peruanos, chilenos, ecuatorianos, bolivianos o puertorriqueños, todos alistan sus recetas y aliños tradicionales en los que la madre, tías o mejor aún nuestra abuela, va revisando cuidadosamente para que todo salga a pedir de boca.
Comencemos por el plato principal, el pavo o guajolote, el cual tiene muchas maneras de prepararlo, menos teatral y mas jugoso. El proceso de vestir al pavo para que luzca su apetitoso traje dorado tiene sus trucos. Hay quienes lo ‘soban’ con ajo y especias, o lo sumergen en un aliño para que el pálido plumífero se vaya marinando y adquiriendo sabor.
Si bien, hay quien lo rellena con ese indeterminado y viscoso gravy enlatado, no del agrado de muchos Latinos, pues prefieren colocarle dentro un relleno de frutas como trozos de manzana, pera o piña, cebollas, pimientos, nueces e incluso chorizo. Posteriormente es generosamente bañado en mermelada o jugo de frutas justo antes de hornearlo.
La salsa de arándanos (cranberry) suele ser la más común a utilizar,—algunos bromean diciendo que esta si que es ‘latina’ porque viene ‘en lata’—aunque la mayoría prefiere hacer sus propias salsas caseras, como los mexicanos que preparan una salsa de cilantro, los dominicanos hacen una salsa de ciruelas pasas con vino o un agrio, una salsa de trocitos de cebolla, tomate, pimientos, ajíes, jugo de naranja/limón y cilantro.
La comunidad latina proveniente del Caribe prefiere ‘perdonar’ al pavo tal como hace el presidente, en vez de eso llevan a sus mesas un dorado lechón o pernil asado, que no se salva de ser degustado en familia.
Acompañamientos o guarniciones
Los contornos que acompañan comer al pavo o lechón suelen ser tan variados como diversos son los orígenes de cada familia Hispanoamericana. Sería interminable la lista que amigos de todo el país me dicen que incluya, pero me limito a los más frecuentes, estos son:
- Puré de papas, solo con trocitos de cebollín.
- Puré de yuca o batata.
- Tamales.
- Papas a la huancaína con salsa de queso.
- Arroz blanco.
- Congrí/ Moros y Cristianos (arroz con frijoles negros).
- Arroz con pasas y tocino.
- Arroz con gandules.
- Frijoles rojos, pintos o negros.
- Yuca asada.
- Moles, incluido uno con chocolate.
- Miga, es decir carne de res, chorizo, tocino, manzanas, aceitunas, nueces y miga de pan, todo mezclado.
- Verduras asadas como yautía, batata y ñame.
- Maduros o Plátanos fritos.
- Tortillas para hacer tacos con el pavo.
- Pan de jamón venezolano.
Ensaladas:
- Una ensalada verde coloreada con granadas o toronja dulce y aguacates
- Una ensalada con trozos de calabaza y semillas de ajonjolí
- Ensalada de gallina con papas, zanahorias, mayonesa y guisantes.
Postres:
Y los deliciosos postres que se sientan a la mesa este día destacan por su variopinto colorido, haciendo que el humilde pastel de calabaza palidezca en medio de este festín:
- Pastelitos de guayaba y queso.
- Dulce de lechosa o papaya.
- Pastel de calabaza con semillas tostadas, hecho con azúcar panela o piloncillo.
- Torta tres leches.
- Arroz con dulce o arroz con leche.
- Pastel de Manzana.
- Tembleque.
- Bizcocho.
- Arroz con coco o Titoté.
Además los latinos solemos acompañar la suntuosa cena, con vino o bebidas tradicionales como coquito, pisco sour, tequila o refajo colombiano, una mezcla de cerveza con gaseosas.
Ya para cerrar la cena, suntuosa o humilde, aunque tampoco sea parte de la tradición, se conversa, se bromea y se la pasa bien, ocasionalmente en muchos hogares terminamos cantando o ‘echando un pie’ (bailando) pues también la música es algo intrínseco en nuestras vidas, tan vital como la familia misma.