“El amor racional es la esencia de la mente o del alma y existiría aunque no existiera el cuerpo”, aseguraba Descartes. Entonces, ¿por qué pensar solo que el amor debe ser entre un hombre y una mujer?
Se acerca el 14 de febrero, día de San Valentín, y nos hemos acostumbrado tanto a la mercadotecnia que automáticamente nuestros pensamientos se enfocan en rosas, chocolates, sorpresas, cenas románticas. Pero el amor es mucho más que regalos; es un sentimiento que comienza en el sistema límbico, que se encuentra en el centro del cerebro y se encarga de controlar nuestras emociones. Por lo tanto, el amor debe ser una luz, una energía realizadora que quiere contribuir a la existencia y crecimiento del otro sin importar el género.
Más allá de su origen histórico, el 14 de febrero se ha convertido en un día dedicado a celebrar el amor en todas sus formas. Aunque existen varias teorías sobre el origen de esta celebración, la más popular es la que nos narra la historia de un sacerdote de Roma que vivió en el siglo III d. C. llamado Valentín, quien fue sentenciado y decapitado en el año 269 d. C. por órdenes del emperador Claudio II, quien lo acusó de rebelde por celebrar en secreto matrimonios de jóvenes enamorados.
A pesar de ser una historia trágica, el día de San Valentín es una festividad que comúnmente se celebra en distintos países y suele estar llena de alegría, color, corazones, flores y globos. Pero lo más importante es que es un día lleno de demostraciones de cariño, comprensión, bendiciones y palabras de aliento entre parejas, amigos y familiares.
El concepto del amor es amplio y complejo; se expresa en toda clase de relaciones humanas. Los tipos de amor pueden clasificarse según su cualidad o a quién va dirigido. Por ejemplo, podemos referirnos al amor como romántico, amor propio, amor como amistad, amor místico, amor platónico o amor por causa. Y a pesar de todas sus clasificaciones, siempre se expresa a través de acciones, palabras o gestos.
Aprendemos a amar por medio de la relación que establecemos con los demás, ya que se fortalecen los vínculos emocionales e implica aceptación y compromiso. El amor, pues, se basa en una conexión emocional auténtica de respeto, autonomía en cada miembro de la pareja, confianza y libertad, sin importar ni tomar en cuenta aspectos como el tono de piel, la raza, las preferencias sexuales o el género.
El amor no es masculino ni femenino. Es simplemente humano. En conclusión, este 14 de febrero recuerda que el amor se demuestra a las personas de diversas maneras, ya sea a través de tiempo de calidad, contacto físico, actos de servicio, bondad y apoyo, no solo con obsequios. Encontrar la expresión que más desees transmitir a tus seres queridos será la clave.
Y recuerda que debes dejar siempre que el amor fluya libremente, que puedes amar a quien y a lo que quieras, porque el amor no conoce edades, religiones, nacionalidades ni géneros. Debemos empezar a pensar que todos somos libres de expresar lo que sentimos sin miedo de ser señalados o rechazados por otros.
Construyamos un mundo sano en donde no se tenga que vivir con miedo, un mundo con menos ignorancia, con menos mentes cuadradas, con mucha más felicidad y amor, pero sobre todo un mundo en donde las personas no tengan jamás que esconder su amor.
¡Feliz día de San Valentín!