¿Quién eres, de dónde eres? Es una pregunta recurrente que nos hacen sin importar el lugar geográfico en el que uno se encuentre. “Y pues sí, Roxy, vivimos en un mundo de casillas”, me dijo una amiga durante uno de esos famosos Brunch de DC. ¿Verdad revelada? Pues claro que no, pero sí fue el gatillo para iniciar una hermosa conversación sobre identidad.
Ya sea porque un día el censo golpeó a tu puerta o simplemente porque “¡el pueblo quiere saber!”, ineludiblemente nos veremos confrontados a la interrogante sobre quiénes somos. Pero entonces, ¿cuándo es que esta pregunta que parece universalmente natural puede generar incomodidad?
Para nosotros, afrodescendientes, esta pregunta puede venir cargada de historia y sentimientos encontrados. A diferencia de muchas comunidades nacidas de la inmigración, la comunidad Afrodescendiente nació de una migración forzada y violenta. Fuimos arrebatados de los brazos de nuestra madre África, separados de nuestros hermanos y trasladados a distintos lugares del continente Americano. Aún hoy, lamentablemente, siglos después, algunos seguimos enfrentando ciertas consecuencias de la trata trasatlántica de esclavos: exclusión, discriminación, falta de acceso a derechos y servicios básicos, entre otros.
El “Black History Month”, que se inició el 1 de febrero y culminará el 29 de febrero 2020 en los Estados Unidos, brinda una innegable oportunidad para recordar de dónde venimos, reflexionar sobre quiénes somos, celebrar nuestra herencia, visibilizar nuestras problemáticas y soñar juntos.
Hace aproximadamente 3 años, vine a los Estados Unidos por trabajo y el año pasado de manera oficial me vi confrontada a la difícil decisión de auto identificarme en el censo de D.C.
Estimo que esta dificultad, a la hora de responder a las preguntas del censo, la deben compartir muchas otras personas, ya que, como explica la investigadora Ana González Barrera del Pew Research Center, la comunidad latina es compleja y sus miembros pueden provenir de países cuyas poblaciones están conformadas por muchas “razas”, entre las cuales se destacan la indígena, los descendientes de africanos, los europeos blancos y en menor proporción los descendientes de asiáticos.
Se suelen confundir los términos “raza” y “etnia”, sin embargo, no son lo mismo. La etnia incluye factores culturales (tradiciones, lengua, creencias religiosa, etc…) la raza, en cambio, señala las características morfológicas de un grupo humano (color de piel, rasgos faciales, contextura). Es decir que terminológicamente, “latinx” se refiere a la etnia y no a la raza.
Cuando hablamos de Afrolatinos, aludimos a las personas de ascendencia africana que habiendo nacido en América del Sur, América Central o el Caribe, comparten un idioma de raíz latina, elementos históricos, costumbres y valores en común.
A pesar de que algunas personas tienden a desconfiar del proceso de censo y dudan si responder o no a ciertas preguntas por temor a ser discriminados, el censo es un instrumento importante que puede contribuir a visibilizar poblaciones que históricamente han sido ignoradas y favorecer su inclusión a través de medidas de políticas públicas.
Y tú Roxy, ¿quién eres? Soy negra nacida en Haití, adoptada por una madre Argentino-Venezolana y un padre Haitiano mestizo de madre Haitiana y padre Italiano. Fui criada en Haití, país donde los idiomas oficiales son el francés y el creole haitiano. Crecí en un hogar perfectamente trilingüe y multicultural, razón por la cual pasé mi infancia leyendo a María Elena Walsh, cantautora Argentina, comiendo milanesas con puré y tostadas con dulce de leche que me mandaba mi tía Tita desde Buenos Aires, al igual que uno que otro asado dominguero, cortesía de un gran amigo Uruguayo de la familia. Cómo olvidar los desayunos haitianos del sábado a la mañana, arenque ahumado en salsa con batatas, huevos y plátanos que me cocinaba mi nana Ágatha; o los desayunos domingueros con arepas y cachapas venezolanas que con tanto cariño me preparaba mi mamá.
Actualmente trabajo en un Organismo Internacional, pero aun así, tengo muy pocos conocidos de la Comunidad Afrolatinx. ¿Será porque personalmente, identificarme como afrolatinx, ha sido parte de un proceso de desconstrucción, aprendizaje y autoaceptación reciente?
Una amiga afrocolombiana, que llegó a DC hace algunos años cuenta que para ella tampoco ha sido fácil encontrar otros afrolatinx. “A mí no me suelen reconocer como latina hasta que hablo en español. Creen que soy afroamericana, no creen que en Colombia existan personas negras”.
El desconocimiento es grande, por eso es fundamental que se generen espacios para los Afrolatinos, para que se comparta información y se creen nuevos contenidos en los cuales se reconozcan y se les dé visibilidad. Igualmente, creo imprescindible que las voces afrolatinxs sean escuchadas para que no se sigan propagando imágenes estereotipadas de lo que es una persona latinx. Cuando hablamos de Afrolatinxs, quiero que recordemos los inconmensurables aportes socio-económicos-políticos, culturales y científicos de personalidades notables Afrolatinxs como Celia Cruz (cantante Afro-cubana), Pelé (futbolista afro-Brasileño), Raúl Cuero (científico Afro Colombiano), Pérez Prado (músico afro-Cubano), Machado de Assis (escritor afro-brasileño), Wilfredo Lam (pintor afro-cubano), Rubén Rada (cantante-compositor Afro-Uruguayo), Lupita Nying’o (actriz afro-mexicana), entre otros. Desafiando todas las adversidades y prejuicios, ellos prosperaron. Es importante para el autoestima de niños, adolescentes y todos en general, el poder contar con modelos que se les parezcan.
Para mí, decir que soy Afrolatinx, es reconocer mi identidad en todas sus dimensiones y facetas. Me ha permitido reivindicarme como hija de Dessalines y Toussaint Louverture sin negar mi herencia materna.
Soy Roxane Corbanese, vivo en Washington D.C. y soy miembro de la comunidad Afrolatinx!