Desde 2007, el 2 de octubre se celebra el Día Internacional de la No Violencia, decretado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Se estima que cada año alrededor de 2 millones de personas pierden la vida en algún acto de violencia, donde los tipos más comunes son violencia racial, violencia religiosa, violencia homofóbica y en menor grado violencia criminal, contra la mujer o violencia de género, siendo esta la causante de que más del 40% de las mujeres en el mundo mueren por culpa de un acto violento.
Muchas mujeres en todo el planeta son acosadas, violadas, insultadas verbalmente, humilladas. Acciones que son una forma de violencia también.
Lo peor es que jamás creemos que somos parte de una estadística, las cosas suceden de menos a más, sin darnos cuenta y no siempre reconocemos la gravedad del problema.
Emma tenía 14 años cuando sus ojos vieron por primera vez a Ricardo de 17 años, para él parecía que no existía, quizá porque era una niña ante los ojos de él. No fue hasta que ella recién cumplía 16 que él comenzó a mandarle flores, dedicarle canciones y decirle las cosas más hermosas sobre su personalidad. Emma no podía creer que su “amor platónico” estaba siendo una realidad.
En apenas un par de meses comenzaron a salir y todo marcho mejor que nunca los primeros meses de la relación. A medida que pasaba el tiempo, Ricardo celaba a Emma, él empezó a restringir las amistades. “Eres mi novia y merezco respeto” “no quiero que andes de coqueta” “porque le sonríes” “no deberías hablarles a tus amiguitos” eran una de las tantas frases dichas por él. Al principio Emma creía que los celos eran normales porque la quería, no le tomo importancia, incluso llegó a pensar que era tanto su amor hacia ella que era parte de sentirse amada.
Conforme pasaba el tiempo las escenas de celos fueron empeorando, así como las discusiones. Emma no podía creer la primera vez que le levantó la voz para insultarle. ¿La razón? Ricardo la vio platicando con un compañero de su preparatoria. El calor de la discusión la obligó a terminar la relación, pero esperen, la historia en realidad apenas comienza.
Bastaron un par de días para que él volviera pidiendo perdón, con flores, lágrimas y promesas de que no volvería a suceder y es que la amaba tanto que tenía miedo de perderla.
Un año de relación y Emma se había alejado de sus compañeros, amigos y hasta de la manera en la que solía sonreír y vestir porque para Ricardo era una forma de coquetería. Emma evadía miradas porque a ese punto ella se sentía responsable de las inseguridades de Ricardo, al final era lo que él le decía todo el tiempo.
La primera vez que Ricardo la tomó del brazo bruscamente fue porque ella hablaba con un compañero de trabajo, subieron al auto y en el calor de la discusión e insultos ambos soltaron el primer golpe. Ricardo la bajó del auto en plena carretera llorando. Emma no daba crédito de lo que acababa de pasar. Los días pasaron y nuevamente una serenata fue la reconciliación entre Ricardo y Emma.
Emma perdió la cuenta de cuántos comienzos y truenes habían pasado. La toxicidad de ambos era cada vez peor, ese hombre la hacía responsable por su comportamiento y ella se lo creía. Emma se hacía cada vez más co-dependiente a Ricardo y la relación, que ahora con cada rompimiento ella era la que rogaba y suplicaba por volver. Infidelidad, insultos, jaloneos, por parte de Ricardo ya eran parte de una rutina. Era ya un círculo vicioso que envolvía a Emma, perdió su esencia, su fuerza, el valor. Su corta edad no le daba la madurez suficiente para darse cuenta.
2 años juntos y no bastaban para que Emma lograra dejar definitivamente a Ricardo. Él no iba a cambiar. Esa relación le causaba daño. “Hija si un hombre te causa más llantos que sonrisas, no es ahí donde deberías estar” le decía la madre de Emma cada que la veía llorar, pero esas palabras parecían no tener el valor suficiente para que ella se quitara la venda de los ojos. Emma sentía que el amor, la ilusión y las miles de disculpas y llantos de él podían cesar algún día su comportamiento. “Él me quiere” pensaba, no puedo dejarlo Ricardo llora mucho dice que es mi culpa y tal vez sí lo es, ella tenía muchos pretendientes que lo hacían enfurecer, Ricardo se comportaba así por culpa de Emma.
Pasaron más de 2 años y fue una discusión donde el miedo la paralizó, el no parecía tener conciencia, le gritaba, los ojos se le transformaron, Ricardo la tomó del cuello contra la pared al tiempo que la insultaba. “sacas lo peor de mi” “eres una coqueta” “me doy cuenta que andas con muchos” “es tu culpa tú me provocas” en su intento por defenderse ella también lo golpeó e insultó, Emma se marchó, pero Ricardo iba tras ella enfurecido, no iba a permitir que lo dejase hablando solo. Ese día terminó la relación. Pero no los deseos de Ricardo de ser perdonado, meses de acoso para volver. Emma se sentía culpable, no podía dejar de responderle porque le tenía miedo, lastima, amor.
Para Emma no fue fácil tomar la decisión, después de tantas veces de volver a comenzar Emma estaba decidida. ¡Dejaría a Ricardo para siempre!
Como Emma, muchas mujeres son violentadas todos los días. Minimizamos las situaciones, pensamos que la violencia es como tal un golpe, pero no es así, a veces empieza tan sutil que no podemos darnos cuenta. La manipulación, los insultos, y el control son violencia. Si estás en una relación así a los primeros “focos rojos” sal de ahí, pide ayuda, no es fácil, porque las relaciones conflictivas generan co-dependencia y en muchos casos un daño psicológico permanente si no se trata. El amor, la tolerancia, el respeto es algo imprescindible en una relación. Una vez que se pasa por esa barrera del respeto, difícilmente se puede dar marcha atrás. No les demos poder a los agresores.
No permitas que las cifras aumenten, si eres víctima de violencia pide ayuda, quiérete y valórate tanto que tu fuerza interna no permita ningún tipo de comportamiento violento. MERECES RESPETO. Si eres testigo de una persona que sufre violencia, sé un portavoz del cambio, difunde el mensaje, apoya.
El propósito de este día es educar y concientizar a las personas, de que existen caminos menos violentos. En la medida que expliquemos la importancia de la NO violencia y su poder, mayor será la probabilidad de vivir en un mundo más pacífico, tolerante y comprensivo.