El Cáncer es una enfermedad que ha marcado la vida de muchos. Me incluyo.
Desde 1988, el primer domingo de junio se celebra en Estados Unidos el “National Cancer Survivors Day”. El objetivo es dar visibilidad a las necesidades de los supervivientes de cáncer y a sus familias.
A todas y cada una de las personas que he conocido a lo largo de mi vida y han afrontado esta enfermedad, les profeso profunda admiración y respeto. Les admiro inmensamente abuelita, tías, maestros, amigos.
Hoy te quiero contar la historia de mi amiga Cindy…
Es para mí una amiga muy querida, la conocí en el año 2009 y en aquel momento creamos un vínculo muy cercano, trabajamos en el mismo lugar y siendo jóvenes bellas y solteras, solíamos ir a cualquier parte: al cine, al gimnasio, a comer, al antro, a cualquier parte! Teníamos una muy bonita amistad.
Siempre nos hemos mantenido en contacto, pero hace algunos años cuando me mudé de ciudad, perdimos un poco la comunicación. Recuerdo perfectamente que yo tenía semanas sin tener noticias de ella, así que decidí escribirle, intercambiamos algunos mensajes de texto, y claro!! Platicamos como si las semanas no hubieran pasado. Es de esas amistades que la distancia y el tiempo no quebrantan.
Y durante la conversación: PUM! Un balde de agua fría me mandó. Me confiesa que pocas personas lo saben, que ha sido diagnosticada con cáncer en la matriz etapa 2 e iniciaría quimioterapias. Lo primero que pensé es: ¿cómo podía ser esto posible siendo tan joven? Somos de la misma edad, no pasábamos los 35 años en ese momento. Estábamos iniciando nuestra etapa como madres. Ella siendo madre de dos pequeñitas hermosas, ¿cómo podía ser esto posible?, ¿por qué a su familia le estaba pasando esto?, ¿por qué a ella? Y la respuesta es siempre la misma: ¿por qué no?!
Hoy pienso que todos tenemos ya nuestro destino marcado, tenemos un camino por recorrer en esta vida terrenal, y no sabemos cuánto tiempo estaremos aquí, pero si podríamos vivirla de la mejor manera, dentro de las posibilidades de cada uno.
Admiré profundamente la postura de Cindy. Ella me dijo que había pasado por días muy difíciles, por varios procedimientos de la enfermedad, pero tenía mucha fé y esperanza. Su motor principal: sus hijas. Ellas son su fortaleza para luchar contra el cáncer y contra todo. Mujer trabajadora, mamá, esposa, hija, hermana y súper amiga. Admiro la actitud que tomó, siempre positiva, sonriente y feliz ante todo, disfrutando la vida, amándola como solo ella sabe.
Y lo que más me sensibilizó ante su situación, es que me compartió su experiencia con el objetivo de ser ejemplo. Me dijo: “no dejes pasar cualquier malestar en ti, el hecho que seamos jóvenes no garantiza nuestra salud”. Cuánta razón hubo en esta última frase, cuánta verdad!!!
Que increíble es la capacidad que tienen los supervivientes de cáncer de retomar su vida y afrontar los problemas que se les plantean tras la enfermedad, como efectos físicos, sociales y psicológicos. El cáncer marca para siempre y sus secuelas no acaban cuando termina el tratamiento. Ya pasaron algunos años del diagnóstico de Cindy, y después de algunas cirugías y tratamiento, pienso que la clave para el éxito en su caso fue un diagnóstico temprano. Ante el primer malestar, ella no lo dejó pasar y acudió a revisión.
Dentro de nuestra cultura latina, solemos ir al médico cuando nos sentimos realmente muy mal, cuando ya tenemos el problema encima. Sin embargo, lo mejor que podemos hacer es confiar en acciones preventivas, acudir con regularidad a revisiones médicas, revisiones de rutina y no dudar acudir nuevamente ante cualquier necesidad.
Hoy nos sumamos a la celebración en el día mundial del sobreviviente de cáncer, por que creemos firmemente qué hay esperanza para vencer esta enfermedad, y por qué creemos que la historia continúa…