Semana Mundial de la Lactancia Materna
¿Te imaginas amamantar a dos bebés al mismo tiempo? ¡Yo te cuento!
Del 1 al 7 de agosto se conmemora a nivel mundial la Semana de la Lactancia Materna, con el objetivo de sensibilizar y promover esta práctica en la sociedad, y mejorar la salud de los bebés de todo el mundo, ya que se considera que lactancia materna es una fuente de salud presente y futura.
La leche materna es el mejor alimento para el bebé durante los primeros meses de vida. Está comprobado que cubre las necesidades nutricionales para su crecimiento y desarrollo físico y emocionalmente le asegura el establecimiento de un buen vínculo madre-hij@ y una adecuada relación de apego con su madre, que son esenciales para un correcto desarrollo como persona independiente y segura.
Durante mi embarazo gemelar tenía la enorme incertidumbre de cómo sería el inicio de la lactancia. Siendo mamá primeriza y además de mellizas, el miedo se apoderaba de mí. Todos me decían que sería muy difícil y que necesitaría mucha ayuda. Sin embargo esas dudas y el miedo se fueron disipando poco a poco, desde el momento que nacieron mis bebés, que las escuché llorar y las colocaron en mi pecho, aún con palpitaciones a mil por hora por todas estas nuevas experiencias que llegaban juntas. Recuerdo durante las primeras horas de su nacimiento ese intercambio de miradas inocentes, mis bebés sintiéndose abrazadas y ellas succionando directamente de mi pecho.
Es importante mencionar que la succión directa del pecho materno provoca en la madre la síntesis de hormonas como la oxitocina y la prolactina, lo cual establece un vínculo especial que se traduce en niños más equilibrados psicológicamente y con menos problemas de conducta, hiperactividad, depresión y ansiedad, incluso en la adolescencia.
Hubo muchas dificultades al inicio de mi lactancia. El cansancio era agotador porque mientras me colocaba a una bebé en un pecho la otra lloraba, después de un rato venía el intercambio y entonces si la otra quedaba insatisfecha también lloraba. Las tomas eran cada dos horas, apenas si me daba tiempo de comer y ducharme. Durante los primeros días siempre tenía mucho sueño, me quedaba dormida con mis hijas en brazos y muchas veces tuve la duda si estaban amamantando lo suficiente. En su momento pedí ayuda, asistí a unas clases de lactancia que me proporcionó el mismo hospital donde nacieron mis hijas. Ahí me enseñaron sus técnicas, y me explicaban todos los beneficios que tendríamos con este proceso. Aquí la ayuda de la familia fue esencial, mi esposo se desvelaba conmigo para que pudiéramos lograrlo. Tenía a mi madre ayudándome durante el día con el cuidado, mientras yo dormía la siesta y me recuperaba de la cesárea. Fue realmente un proceso maravilloso, lleno de nuevas experiencias y mucho amor, pero a la vez doloroso, cansado y agotador.
Me siento orgullosa y agradecida del entorno del que soy parte, porque gracias a ello tuve la oportunidad de amamantar a mis bebés durante sus primeros meses. Sin embargo me di cuenta que la sociedad influye en la actitud, sentimientos y prácticas de lactancia. Aún hay gente que juzga y mira con recelo a mamás amamantando en plena vía pública, cómo si fuera un pecado o una vergüenza hacerlo. Y pienso que en parte es por el desconocimiento de todos los grandes beneficios que este proceso contrae.
La lactancia materna protege al bebé de infecciones como gastroenteritis, infecciones de las vías respiratorias, otitis, infecciones urinarias y otras, sobre todo las inmunitarias. También está demostrado que protege frente al Síndrome de Muerte Súbita del Lactante. Pero además tiene grandes efectos beneficiosos para la madre. Hace que la recuperación después del parto sea más rápida e incluso está demostrado que reduce el riesgo de cáncer de mama y de ovario.
Sin embargo, hoy pienso que somos más los que estamos a favor y defendemos este derecho por la lactancia materna, porque el bien es mayor al practicarla.
Unámonos y hagamos conciencia de esta maravillosa práctica y seamos más tolerantes y empáticos con las madres que amamantan, por que todo recién nacido tiene el derecho de recibir una alimentación nutritiva que asegure su desarrollo integral y saludable.